En Irán el cine conquistó su legitimidad (a juicio de los creyentes) con la revolución de 1979. Antes de esta profunda transformación política, consecuencia del descontento popular frente el régimen del shah y que desembocó en una "república isámica" bajo la égida del ayatollah Rutollay Jomeini, el clero siempre había estigmatizado el séptimo arte.
La sala de cine, símbolo del Occidente ateo y lugar de reunión popular que competía con la mezquita, era vista por los mollahs como una amenaza directa contra su autoridad. Además el cine aparecía como blasfemo, pues mostraba imágenes de mujeres sin velo y, más tarde, escenas de baile con acompañamiento musical.
Con la llegada de Jomeini al poder se produjo un extraño vuelco. El cine pasó a interesar a todo el mundo, incluso a los religiosos y fue legitimado. En cambio, el cine extranjero, contrario a los valores islámicos, fue prohibido.
Desde su exilio en Francia, el ayatollah Jomeini había cobrado conciencia del papel de la imaen como instrumento eficaz de propaganda política.
Desde el primer año de la revolución, todos los órganos del Estado se pusieron al servicio de ese are a fin de crear un "cine islámico" que debía ir por "buen camino".
Paralelamente, otro cine, que se situaba en la tradición de las películas de calidad anteriores a 1979, nació dolorosamente.
La cabeza visible de este nuevo cine, Abbas Kiarostami, uno de los fundadores del departamento de cine del Instituto de Desarrollo Intelectual de los Niños y Jóvenes Adultos, creado en 1969, se opuso con la cámara a los preceptos cinematográficos de Jomeini.
En el momento en que Irán e Irak se preparaban para una guerra particularmente cruenta (1980-1988), el nuevo régimen, tras pocos meses de una democracia incipiente, se endureció.
A fines de 1979, en este contexto sombrío, Abbas Kiarostami rodó Alternativa 1, Alternativa 2, alegato contra la delación. En el filme se valió de testimonios de diversas clases sociales, incluidos unos religiosos que evidenciaban su incompetencia. Un panfleto tan directo y eficaz, que fue prohibido de inmediato y aún no ha sido autorizada su proyección. Pero Kiarostami, que se declara realizador laico, había puesto en marcha una maquinaria temible para el régimen.
En sus películas criticó el control de los mollahs sobre la sociedad.
Kiarostami no es el único realizador que se interrogó sobre la sociedad iraní.
Unos veinte cineastas de talento, como Kiarostami, Majmalbaf, Jalili, Mehrjui, Beyzai, Forozesh, Naderi, Panahi, ..., realizan el 15% de las sesenta películas que produce anualmente el país y aprovechan las divergencias entre los distintos organismos estatales para ganarse un espacio de libertad.
Desde la película El corredor de Amir Naderi en 1985, los niños se convirtieron en los "actores" fetiches del cine iraní.
Irán registra una explosión demográfica espectacular. En veinte años, la población casi se ha duplicado y cerca de la mitad de los iraníes tiene menos de 20 años. Los realizadores parten del adagio que asegura que "la verdad sale de boca de los niños" para abordar la realidad a través de sus ojos.
Con dificultad, las realizadoras han conquistado también su lugar detrás de la cámara para tratar de la condición femenina.
Rajshna Banni-Etemad, Tahminé Milani y otras diez se afirman esta sociedad "macho-islamista".
De ser un cine de ensueño inspirado en parte en las series B egipcias o indias, el cine iraní se ha lanzado por un camino que se halla entre el "neorrealismo italiano" y la nueva ola francesa". Hace tabla rasa de los tabúes y dice lo que no anda bien en Irán. Y lo que es peor, en opinión de los mollahs, seduce a los turiferarios del régimen.
El caso más espectacular fue el de Mohsen Majmalbaf. Puro producto de la contestación que marcó el final del reinado del shah, fue liberado al triunfar la revolución de 1979, tras cuatro años de prisión. Se implicó a fondo en el nuevo regímen y dirigió el Centro artístico islamista del teatro, un organismo de propaganda, pero luego quiso hacer cine. Tras su pelicula El buhonero en 1987 fue interpelado por los periodistas: "Majmalbaf, ¿en qué te has convertido? ¿Te has apartado de la línea?". Respondió: "Descubrí el cine y eso cambió mi visión del mundo."
1990 marcó una nueva etapa. Occidente descubrió con sorpresa, en los festivales, otra imagen de Irán. Su cine habla de cosas sencillas: la amistad, la tolerancia, la solidaridad. Y así se inició el periodo de las distinciones y los honores. "Antes Irán explotaba petróleo, alfombras y pistachos. Ahora hay que añadir películas".
La voluntad de ir siempre más lejos existe también entre los escritores o los periodistas, algunos de los cuales fueron asesinados o encarcelados en 1999.
1985 El corredor de Amir Naderi
Fue el primero desde la Revolución en dar papeles principales a los niños.
1987 El buhonero de Mohsen Majmalbaf
Critica el régimen denunciando las "mentiras de la mezquita".
1987 ¿Dónde está la casa de mi amigo? de Abbas Kiarostami
1987 Bashu de Bahram Beyzai
Denunció las terribles consecuencias de la guerra santa contra Irak
1989 La boda de los bendecidos de Mohsen Majmalbaf
Denunció las terribles consecuencias de la guerra santa contra Irak
1990 Tiempo de amor de Mohsen Majmalbaf
Muestra la relación de una mujer casada con su amante. Contra toda expectativa, esa película fue exhibida en el Festival de Teherán y atrajo a muchos espectadores a las pocas proyecciones autorizadas. Este episodio costó el cargo al entonces ministro de Cultura y hoy presidente del país Mohamed Jatamí.
1990 Deberes de Abbas Kiarostami
Arremetió contra el lavado de cerebro de los niños en Mashgh-e-Shab.
1995 El globo blanco de Jafar Panahi
1997 El sabor de la cereza de Abbas Kiarostami
Palma de oro en Cannes.
Abordó el suicidio, contrario a la ley Islámica, cuyas causas hay que buscarlas en Irán en una cierta desesperanza de la población frente a una sociedad bloqueada.
1999 El viento nos llevará de Abbas Kiarostami
Aludió a la improbabilidad del Más Allá.
1999 El color del paraíso de Majid Majidi
2000 El círculo de Jafar Panahi
León de Oro en el Festival de Venecia
Realizada sin presentar el guión a censura, aborda por primera vez el tema de la prostitución, totalmente tabú hasta ese momento en la República Islámica.
2000 La pizarra de Samira Majmalbaf
Palma de Oro en Cannes, con 20 años la laureada más joven de la historia de ese festival
2001 Kandahar de Mohsen Majmalbaf
2004 Las tortugas también vuelan de Bahman Ghobadi
2007 Buda explotó por vergüenza de Hana Makhmalbaf

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